Gustavo Collini Sartor |
De eso trata "Danzarse", una nota que saldrá publicada en la sección Protagonistas del Teatro de Oriente de la revista del Instituto de Artes del Espectáculo de la Universidad de Buenos Aires. Éste es uno de sus párrafos:
[El maestro Kazuo] "Ohno creía que la vida y la muerte son inseparables como el feto y la madre. Hasta que nace, el feto está espalda contra espalda con su madre, sintiendo si van a vivir o si van a morir. Cada uno de los dos siente la dualidad y esa dualidad no se termina cuando nace. Sigue toda la vida. (...)
"Para encontrar cuál es su base, su paleta de colores, un artista debe llegar al origen de su vida, a su punto cero. En verdad, es imposible, pero ese imposible es lo que hace que uno siga intentando, sacando capas y capas como una cebolla. De otro modo, transmitimos sólo lo neurótico. Si llegamos a ese punto cero no sólo podemos hablar de nosotros, sino de los millones de espermatozoides que no llegaron a ser. Ohno consideraba que los millones de espermatozoides que mueren por ese que nació, tienen un significado en la vida de ese que engendró. Él sentía que ese que es, le debe la fisicidad a esos millones que no fueron, les debe el sueño que ellos tienen como promesa no cumplida".
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